¡Bienvenida a la libertad, comandante!
- E.M.S.
- 7 abr 2016
- 3 Min. de lectura
(Este texto fue publicado en RedSL el 24/03/16)
Por fin, el 18 de marzo fue liberada Nestora Salgado tras permanecer injustamente en la cárcel dos años y siete meses. Son conmovedoras las imágenes donde aparece saliendo del penal de Tepepan, Ciudad de México, con la camiseta y la gorra de la Policía Comunitaria y arropada por sus familiares, sus defensores, sus amigos y un grupo de personas vestidas con las mismas prendas que ella.
¿De qué sirvió encarcelarla? La PC sigue más viva que nunca, un grupo de la ONU y varias organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales declararon que su detención (realizada por el Ejército, la Marina y las policías estatal y municipal de Olinalá) había sido ilegal y arbitraria, la cárcel no doblegó a la comandante Nestora y hoy tiene la solidaridad de cientos de miles que de otro forma quizá nunca se hubieran enterado de su existencia ni de la de ese sistema de seguridad indígena.
Como ella misma declaró ese día, “voy a seguir luchando para que no nos sigan reprimiendo”. Su esposo, José Luis Ávila, dijo: “Si eres un activista, tiene tres opciones [el gobierno] para ti: comprarte, encarcelarte o matarte. Gracias a Dios en el caso de mi esposa fue el encarcelamiento y no la muerte”.
El siguiente es un fragmento de la última página del libro de un servidor sobre la Policía Comunitaria del estado de Guerrero; fue publicado en 2001 por el entonces Instituto Nacional Indigenista (INI), hoy Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI):
«Consideramos que nuestra organización social debe ser reconocida en las leyes estatales y municipales como una forma interna de organización social de los pueblos indígenas, como una institución indígena. Ese es nuestro pensamiento y en ese camino proseguiremos con nuestra lucha.
«Seguramente carecen de la técnica jurídica adecuada para plantear sus aspiraciones más anheladas, de hecho sus documentos contienen no pocas veces faltas graves de sintaxis y ortografía. Esto, que para algunos son argumentos descalificatorios, solamente expresa que el español no es su lengua materna, que en razón de su historia, sus creencias, sus territorios, sus lenguas, sus costumbres, sus instituciones, sus problemas y sus necesidades, los indígenas constituyen otra realidad a la del resto de los mexicanos; una realidad no inferior, superior, al margen ni paralela, sino otra realidad que diputados y senadores debieran reflejar con precisión en las leyes escuchando verdaderamente el sentir y pensar de los indígenas. Lo contrario seguirá creando situaciones de conflicto social que no contribuyen en nada a la estabilidad y el desarrollo del país.»
Si no las condiciones de violencia y marginación que le dieron origen en 1995, desde la publicación de aquel libro, quince años, algunas cosas han cambiado para la Coordinación Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC) de la Montaña y Costa Chica del estado de Guerrero. Después de muchos integrantes detenidos, algunos asesinados, infinidad de marchas de protesta y un sinfín de periodicazos en su contra, las leyes estatales reconocieron en 2011 la existencia de la CRAC-PC a través de la Ley “Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero”, artículo 37. Pero como sucede con el artículo 2° de la Constitución, el Convenio 169 de la OIT, la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas y otras normas, las autoridades gubernamentales las desconocen de plano, las omiten sin pudor o las aplican a conveniencia, también sin pudor.
En 2001 eran pocos profesionistas indígenas los que participaban con la PC (en general, en la zona eran escasos los profesionistas indígenas); hoy afortunadamente no es así, cada vez más jóvenes indígenas toman conciencia en esa región y el resto del país de que, para contrarrestar en algo la discriminación y exclusión de que han sido y son objeto, necesitan estudiar tanto o más que un “mestizo”. Entonces la CRAC-PC operaba en localidades de tres o cuatro municipios, principalmente de San Luis Acatlán y Malinaltepec; hoy son diez municipios aproximadamente, de los pueblos nahua, mixteco, tlapaneco, amuzgo y afromestizo, además de mestizos que aceptan avenirse a su jurisdicción y participar del trabajo comunitario tradicional con que opera el sistema.
Afortunadamente en lo esencial la CRAC-PC no ha cambiado ni piensa cambiar: cuenta con el consenso de los habitantes por su eficacia y honestidad, por aplicar una justicia más humanitaria y expedita con las casi únicas armas de los sistemas normativos propios (antes llamados “usos y costumbres”), la voluntad y el deseo de trabajar para el bien común, como lo demuestra la comandante Nestora, quien, si bien con la salud mermada, promete continuar adelante con el entusiasmo intacto. ¡Bienvenida sea a la libertad! ©

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